Desde entonces, ha cambiado varias veces las rayas de su camiseta hasta que en la temporada 2004-05 se decidió en una asamblea que las rayas fueran definitivamente horizontales. El primero fue en la victoria 2-3 ante el Sparta de Praga en fase de grupos, el segundo lo hizo en el partido de ida de semifinales ante el Barcelona en el Camp Nou, con victoria madridista por 0-2, y el tercero, fue el célebre gol de la final de Glasgow, una volea desde la frontal del área, que ejecutó con la pierna izquierda a pase de Roberto Carlos y que entró por la escuadra izquierda de la portería alemana.