El entonces Secretario de Estado para las Regiones del Sur, Lord Shelburne, comunicó al Almirantazgo, el órgano de gobierno de la Royal Navy, que el rey y el gobierno británico habían dado su aprobación a este proyecto y que otorgaban 4.000 libras para la expedición del Pacífico, instándole a que la Armada debía hacerse cargo de equipar un navío para llevar a los observadores hasta el lugar finalmente escogido. Ese lugar sería la isla del Rey Jorge, como entonces se llamó a la actual isla de Tahití, que había sido descubierta recientemente por la expedición británica del capitán Samuel Wallis a bordo el HMS Dolphin.